El crowdfunding, una herramienta de financiación de proyectos

¿Quieres realizar un proyecto cultural o artístico y necesitas fondos para ponerlo en marcha? ¿Tienes un proyecto emprendedor y no consigues inversiones para comercializar tu producto o servicio? ¿Quieres realizar una labor social y no sabes cómo captar financiación?

El crowdfunding o micromecenazgo es una forma de financiación colectiva, en la que un grupo de personas dona o presta su capital para la consecución de un objetivo o proyecto, de forma cooperativa y, muchas veces, desinteresada.  Las dificultades para conseguir financiación tradicional para la puesta en marcha de muchas iniciativas hace de esta alternativa una vía cada vez más utilizada. 

Su uso se ha extendido para proyectos culturales, emprendedores o sociales. Sin embargo, nos solemos encontrar con promotores que desconocen que el crowdfunding va más allá de la mera consecución de fondos. 

¿Por qué decimos esto? La proliferación de plataformas de micromecenazgo en España ha sido relevante, pero un número considerable de proyectos que se publican no consiguen los objetivos que persiguen. ¿A qué se debe? Fundamentalmente a la falta de un planteamiento estratégico de la campaña. 

Para ello, será muy importante establecer en primer lugar quién o quiénes van a ser los promotores, qué se quiere conseguir (y qué cantidad) y cómo se va a premiar o qué se ofrecerá a los que apuesten por nuestro proyecto. Más allá del mero altruismo del que decida aportar a nuestro plan, algún tipo de recompensa o contraprestación hará más atractiva nuestra iniciativa, en un sector de financiación donde cada vez hay más competencia. 

Además, discernir cuál será el promotor de la idea tendrá repercusiones tanto en los donantes (por ejemplo, con beneficios fiscales) como en las derivaciones financieras y fiscales de este tipo de captación. No será lo mismo que un proyecto social se lleve a cabo por una asociación o fundación o que quien lo haga sea una empresa. 

Otro aspecto crucial para el éxito de una campaña de micromecenazgo será la visibilidad del proyecto. No nos engañemos, lanzar una captación de fondos que no ve nadie, hará fracasar en la consecución del objetivo. Aunque las plataformas de crowfunding ofrezcan servicios de comunicación, ¿por qué no te planteas usar la campaña de crowdfunding como publicidad de tu proyecto, empresa y/o organización? Nuestra experiencia en este tipo de campañas nos demuestra que la gestión de una buena campaña en RRSS no solo repercute positivamente en la consecución de la financiación, sino que aumenta la visibilidad de los promotores y mejora su imagen corporativa u organizativa, por ejemplo, con casos de proyectos sociales de RSC o productos innovadores/creativos. Por tanto, será una inversión con un resultado doble. 

¿Y cuál es el error más común que cometen muchos promotores de campañas de crowdfunding? Pensar que una vez alcanzada la financiación, está todo hecho. 

La captación de donaciones tendrá repercusiones fiscales para quien las obtenga, que diferirán del tipo de premio o contraprestación que se le haya dado a los micromecenas. Por tanto, el último paso (y uno de los que más se olvida) es que habrá que liquidar cuentas con el fisco sobre este montante que has recibido para tu proyecto. 

El crowdfunding o micromecenazgo es una alternativa cada vez más factible y extendida para conseguir financiación alternativa. Sin embargo, su éxito se basará en una correcta planificación de la campaña para aprovechar la visibilidad que nos va a dar la misma y aprovecharla para dar a conocer nuestro proyecto. 

El programa de financiación para la innovación de PYMES de Estados Unidos

Cuando la Unión Europea creó el Instrumento PYME, dentro del Programa H2020, se inspiró en el SBIR (Small Business Innovation Research). Este programa lleva años promoviendo la comercialización de iniciativas innovadoras en pequeñas empresas, la transferencia tecnológica y la colaboración con agencias federales. Veamos en qué consiste y qué oportunidades puede representar para empresas o agentes extranjeros.

¿Qué es el programa SBIR?

Con el fin de apoyar la excelencia científica y la innovación tecnológica de las pequeñas empresas, Estados Unidos dispone de este programa, que fue establecido bajo la Ley de Desarrollo e Innovación en Pequeñas Empresas de 1982. A través de los fondos federales se financia la investigación e innovación en terrenos clave para el gobierno estadounidense.

Cada año, las agencias federales con presupuestos de investigación y desarrollo (I+D) que superan los 100 millones de dólares deben asignar un 3,2% de su presupuesto de I + D a estos programas. Actualmente, once agencias federales participan en el programa SBIR.

Cada agencia administra su propio programa individual dentro de las pautas establecidas por el Congreso estadounidense. Estas agencias designan temas de I+D en sus solicitudes y aceptan propuestas de pequeñas empresas para ofrecer soluciones a los problemas que puedan tener. La financiación se otorga en concurrencia competitiva, después de la evaluación de la propuesta.

¿Cuáles son los objetivos del programa?

Sus objetivos son estimular la innovación tecnológica, satisfacer las necesidades federales de investigación y desarrollo, fomentar la participación en la innovación y el espíritu empresarial por parte de mujeres y personas desfavorecidas social o económicamente, y aumentar la comercialización del sector privado de las innovaciones derivadas de la financiación federal para investigación y desarrollo.

¿Cuáles son las fases del programa?

El programa se divide en tres fases:

Fase I. Dura de 6 a 12 meses y su objetivo es apoyar el mérito técnico, la viabilidad y el potencial comercial de los esfuerzos de I+D+i. El apoyo de esta fase se encuentra entre los 150.000 y los 225.000 dólares.

Fase II.  Esta fase puede durar hasta dos años y su objetivo es aprovechar y ampliar los esfuerzos en I+D desarrollados en la primera fase, permitiendo la planificación de la comercialización y la implementación de la tecnología, producto o servicio. Sólo los ganadores de la Fase I son elegibles para participar en esta segunda fase. El apoyo en esta fase puede oscilar entre uno y 1,5 millones de dólares.

Fase III. El objetivo de esta fase es que la pequeña empresa persiga los objetivos de comercialización resultantes de las actividades de I + D de las primeras fases. El programa SBIR no financia esta última fase, aunque algunas agencias federales pueden involucrar contratos de producción o I+D financiados por SBIR para productos, procesos o servicios destinados al uso por parte del Gobierno de los EE. UU. De este modo, se involucra a las agencias estatales mediante la Compra Pública Innovadora de los productos y servicios incubados y acelerados con este programa.

¿Qué requisitos debe cumplir una empresa para participar?

En primer lugar, la definición de pequeña empresa se refiere a aquella con un máximo de 500 empleados, sin ser elegibles las empresas y organismos sin ánimo de lucro. Para estos casos, existe el programa STTR (Small Business Technology Transfer).

La empresa debe ser principalmente de propiedad estadounidense, lo cual se traduce en que al menos el 51% de su propiedad debe pertenecer a ciudadanos estadounidenses y/o extranjeros residentes permanentes. Este requisito también podría cumplirse si el solicitante es, al menos, el 51% de propiedad de otra pequeña empresa con 500 o menos empleados, siempre que esa empresa matriz sea al menos el 51% de propiedad de ciudadanos de los Estados Unidos o extranjeros residentes permanentes.

Existen, por tanto, posibilidades para empresas e individuos extranjeros que quieran promover iniciativas innovadoras en Estados Unidos a través de este programa, aprovechando el ecosistema emprendedor de este país y el mayor acceso a financiación para start-ups, así como para universidades y centros tecnológicos como personal y centro investigador. Para ello, se deben estudiar las diferentes posibilidades de cooperación con entidades estadounidenses o la creación de estructuras en el país, ya que se requiere como criterio de elegibilidad contar con socios o implantación en el país.

Además, en algunos estados como Kentucky, las administraciones estatales complementan esta financiación federal para atraer actividades innovadoras a su territorio.